Después de la luz, llegó la oscuridad
Los colombianos no habíamos terminado de asimilar la impresionante
celebración, de la buena actuación de nuestra selección, con un sorprerdente recibimiento en el Parque Metropolitano Simón Bolívar en
la ciudad de Bogotá, cuando las malas noticias de intolerancia en el
fútbol comenzaron a llegar.
Lo que pintaba como un día
alegre lleno de luz y de magia, con la unión de centenares de hinchas
que nos congregamos desde tempranas horas del día, tanto en el Parque
Simón Bolívar, como en el camino que trajo a los “gladiadores” desde el
aeropuerto Militar de Catam, por diferentes calles de la ciudad, la
reunión de tantas personas por una misma causa, una pasión, nos hacía
pensar a los más optimistas que así sería a partir de este domingo, que
nos seguiríamos uniendo para sacar este país adelante. Muchos cumplimos
el sueño de poder saludar a las personas que representaron a todo un
país en Brasil, tomar vídeos, gritarles y agradecerles por tantas
alegrías dadas en los últimos días, pero la verdad es que esa alegría,
esa esperanza de un cambio, de unión no pudo durar más de 5 horas.
Transcurrían
las 6 de la tarde, cuando deseando ver cómo había sido la fecha de Copa
Colombia, aún con la alegría de todo lo ocurrido en la mañana, me
encuentro con la primera de las noticias desastrosas, que claramente
aguaron totalmente ese día que había comenzado tan alegre. La
intolerancia en el fútbol colombiano había regresado… “hinchas” del
equipo Atlético Nacional y del Deportivo Independiente Medellín, ambos
oriundos de la ciudad de Medellín, se habían enfrentado con machetes,
puñales y piedras entre muchos otros objetos peligrosos, a la salida del
estadio Atanasio Girardot, lo que muestra que solo esperamos unos
minutos a que pasara la hermandad y la unión de ser Colombia para que
volvieran los salvajes de siempre a empañar este deporte. La capital
antioqueña que ha sido tan afectada por estos actos de violencia, que ha
logrado desterrar a las familias de los estadios. Cuando uno se
pregunta porque estos dos grandes equipos no llenan el estadio por más
que tienen una gran nómina y desempeño, nos damos cuenta que la
verdadera causa es que estos desadaptados, han ido desplazando a los
hinchas que alentaban desde las tribunas, a tener que alentar desde un
televisor sin la pasión y el calor humano a nuestro alrededor.
Dejando
a un lado estos hechos, la disposición fue a relajarme y disponerme a
ver el clásico capitalino, pero para sorpresa mía, la idea de una unión
para sacar un país adelante, que ya había sido destruida ahora fue
enterrada, los disturbios ahora ocurrían en el estadio Nemesio Camacho
El Campin, en la zona sur hinchas de los dos equipos más representativos
de Bogotá, se encontraban en este recinto sagrado armando una batalla
campal y como si esto no fuera poco a la salida, el bus del equipo
Independiente Santa Fe fue apedreado.
Los que hemos
estado en una tribuna alentando, sabemos lo que es, y nos da tanta
tristeza que estas “personas”, alejen a las familias de estas emociones,
el llamado es para que podamos convivir en paz, nos demos cuenta que
sin nuestros rivales no habría la emoción de gritarles un gol, de reír
mientras ellos lloran, pero sería bonito al final abrazarlos como acto
de fraternidad. Qué bonito sería el fútbol con las tribunas mezcladas,
pero lastimosamente actualmente esto no pasa de ser un sueño y aún falta
trabajar mucho para lograrlo. Pero vale la pena hacer el intento.








